sábado, 29 de enero de 2011

Mudanza

No he posteado nada últimamente por mi mudanza. En mi nuevo departamento aún no tengo luz, lo que me impide conectar mi máquina, cargar mi celular, ver películas, planchar mi ropa, bañarme con agua caliente y por supuesto, escribir en mi blog. Aún así estoy contenta en mi nuevo hogar, tengo más espacio y puedo hablar con mi amiga, la cual también está colapsando por este tema de la tecnología. Creo que la próxima semana tendré luz de modo que ya volveré a la civilización...


Un abrazo, buen fin de semana...

Natalia.

lunes, 17 de enero de 2011

Algunas recomendaciones (mis películas favoritas)

Creo que fue Truffaut quien se preguntó o quien dijo que el cine era mejor que la vida. En ocasiones he compartido esta idea, quizá por creer que en el écran se muestra solo aquello que se desea: un talle femenino, la desesperación de un padre traicionado por sus hijos, el placer del amante que descubre que su dolor acabará pronto, etc; quizá también por pensar que en un film uno puede entrar en el espejo de Alicia o el de Orfeo, en donde una realidad paralela, libre de las leyes del espacio y el tiempo, nos permite reconocer y analizar nuestros estados más profundos o tal vez más bien por saber que en las películas es posible observar un mismo hecho de forma indefinida, como si capturar el tiempo o alcanzar la eternidad fuese posible. Por ello, quiero mencionar algunas de las películas que más me han hecho cuestionar si aquello que se muestra en esa dimensión ideal es mejor que la materia que nos rodea.

Escena de Los siete samuráis
1.El séptimo sello-Ingmar Bergman

2. Solaris- Andrei Tarkovsky

3.Los siete samuráis -Akira Kurosawa

4.RAN - Akira Kurosawa

5. 8 1/2- Fellini

6. La naranja mecánica- Stanley Kubrick

Escena de Blade Runner
7. La dolce vitta- Fellini

8.Una Odisea en el espacio-Stanley Kubrick

9. Blade Runner- Ridley Scott

10. Matrix- Hermanos Wachowski

sábado, 15 de enero de 2011

Basílica Catedral de Lima y Museo de Arte Religioso

La llegada de los españoles fue un choque brutal y categórico para la cultura indígena pues le significó una mutilación de muchas de sus expresiones y manifestaciones más puras y relevantes. Este arribo también generó el desigual encuentro de dos cosmovisiones, es decir, el contacto entre dos formas de contemplar los astros, de admirar la naturaleza, de comprender la muerte y de interpretar el mundo. 

Dicha unión no fue pacífica, no provino de un convencimiento genuino por parte de los indígenas ni fue coherente pues todo aquello que era sagrado para los indios era considerado profano para los españoles. Además, no contó siquiera con algún parentesco histórico que la hiciera más comprensible para los nuevos creyentes.

Por todo lo mencionado, recordar estos episodios puede producirnos una profunda compasión hacia los antiguos peruanos y hacia todos los conflictos espirituales y morales por los que debieron pasar pero también nos puede inspirar una intensa admiración ya que de esta unión dolorosa, los antiguos peruanos produjeron nuevas y hermosas formas de expresar el culto a lo divino. Formas que se encuentran por ejemplo en la Catedral de Lima y en su Museo de Arte Religioso, el cual visité el día de hoy. 

La catedral posee una construcción elegante y serena en donde pude apreciar una serie de capillas o retablos de diversos estilos (clásico, barroco, etc.) la mayoría provenientes del siglo XVIII y XIX. La belleza de estas capillas, sumada a la tenue atmósfera de la iglesia, me preparó espiritualmente para la entrada al museo. 

El museo de la Catedral cuenta con varios espacios. Uno de ellos, es el dedicado a guardar los implementos arzobispales en donde me sorprendió la gran riqueza y esplendor de dichos ornamentos. Otro de aquellos ambientes es el que alberga algunos cuadros de Rosa, nuestra única santa, la cual al parecer lanzó las llaves de su cinturón de castidad en un recoveco inalcanzable para ser solo la prometida o esposa de Jesús. Sin embargo, los lugares más destacables del museo son sin duda las salas Schroder y Brazzini ya que conservan un buen número de obras de arte peruano.

Santa Rosa y el niño-Escuela Cusqueña.
Ya sea por su pequeño tamaño o por la delicadeza de sus formas cuando  entré en la sala Schroder me sentí como en una casa de muñecas. En su interior pude observar algunos cuadros de la escuela cusqueña y cajamarquina. Lo que caracteriza a los santos que aparecen en estas obras, es la serena elegancia y la general ausencia del dolor o de la desesperación en sus semblantes. Como ejemplo de arte cusqueño, puedo mencionar un cuadro de Santa Rosa y el niño, cuya profunda ternura y suavidad se manifiesta en las regordetas manitos de Jesús y en las rosas que los rodean. Por otro lado, como muestra de la escuela cajamarquina puedo nombrar un cuadro de la Divina Pastora, cuya belleza se encuentra sobre todo en su marco, hecho con incrustaciones de vidrio y ramas secas. Igualmente, la sala Schroder posee unos preciosos bargueños o muebles de pequeños cajoncitos decorados con escenas campesinas y creados para guardar los objetos y secretos de las damas y un cuadro de la virgen de la leche con el niño, que aún nos inquieta por la desnudez del seno virginal y por el plácido rostro de sus personajes.

Virgen de la Leche-Escuela Cusqueña

La sala llamada “Monseñor Alberto Brazzini Díaz-Ufano” es muy amplia y posee una abundante colección de nacimientos y pequeñas estatuas. Estos nacimientos, elaborados en su mayoría en el siglo XVIII y XIX, se caracterizan por su división en dos planos, el terrenal y el divino, en donde el primero alberga a los humanos y a Jesús y en donde el segundo es la morada de dios y de sus “incorpóreos” acompañantes. Dentro de esta colección resalta un pintoresco nacimiento por su forma de representar la bóveda celeste a través de un descolorido espejo. En esta sala también se encuentra el cuadro titulado La Lactación de San Bernardo de Clarabal en el cual se aprecia al santo nutriéndose del inmaculado líquido, el cual al parecer es como un néctar sagrado para quien lo bebe.

En resumen, una visita a este museo es como un encuentro con ese lado creativo y solemne de nuestra época colonial y con sus solitarias imágenes, llenas de un misterio que aún nos inquieta y que nos acerca a aquello que no podemos nombrar.

Bóveda Celeste (Espejo)

viernes, 7 de enero de 2011

Inception

Go forwards, always down and never left or right.
Instrucciones de Dédalo a Ariana para transitar en el laberinto.

In dreams you´re mine all the time 
Roy Orbinson 

Imaginemos un mundo en el que robar e insertar ideas a través de los sueños sea posible: este es el escenario que nos describe Inception, film que nos lleva un paso más allá de lo real y que nos describe los interiores del subsconsciente. En él, la fina línea que separa la realidad de la ficción y el pasado y del presente se diluye. En consecuencia, aquel que ingresa en sus misterios debe permanecer fiel a lo que existe pues corre el peligro de quedar atrapado como un insecto en las oscuras y poderosas redes de lo irreal.

El sueño es real

Cobb es un experto ladrón onírico al cual se le solicita introducir una sola idea en la mente de un determinado sujeto, a cambio de la posibilidad de retornar junto a sus hijos. Es un hombre inteligente y astuto, sin embargo tiene un pequeño problema: en sus sueños comparte momentos de gran ternura y pasión con su fallecida esposa Mal, la que al conocer todos los detalles de la mente de su esposo, no pierde la oportunidad de intervenir perversamente en su trabajo. 

Cobb acepta la misión e inicia la inserción de ideas en la mente de su víctima, aún sabiendo que en su mente los recuerdos matan y confunden su presente. Convoca a un equipo con el que espera lograr la hazaña de crear tres niveles de sueño en el durmiente y convencerlo de que la idea del último nivel de sueño es genuina y real. Dentro de este equipo, se encuentra Ariana, la cual gracias a su intuición descubre las torturas por las que está pasando Cobb y le recuerda que es necesario que inicie un descenso a su interior y se desprenda de lo que más ama para volver a la realidad. 

Inception nos hace comprender que la “vida” no sólo podría ser ese suspiro doloroso que experimentamos día a día sino también un sueño placentero e irreal, lleno de recuerdos y cerca a todo lo que amamos. ¿Qué valor tendría la “realidad” en este tipo de existencia? ¿No sería el dormir un “despertar”? ¿Acaso no importa más la consciencia y sus tribulaciones y aprendizajes que lo que suceda materialmente con un cuerpo dormido? 

Inception también nos brinda imágenes de lo que constituye la profundidad de nuestra psiquis, en donde la irracionalidad es la que nos gobierna casi sin darnos cuenta. Un recuerdo, un amor o simplemente la culpa pueden ser lastres escondidos en el laberinto de nuestro interior. Lo terrible es que muchas veces estos obstáculos están tan escondidos o tan unidos a nuestro ser que liberarnos de ellos, sin destruirnos, nos parece imposible.

Teseo y Minotauro

Por ello, es vital recordar a Teseo y al minotauro. El primero, gracias a la bola mágica de hilo que le dio Ariana, pudo entrar al laberinto y encontrar y destruir a la bestia. No debió ser fácil para él entrar a ese dédalo pero, ya sea por sus ganas de gloria, por su sed de sangre, por sus ansias de Ariana o por su necesidad de ver el cadáver al fin indefenso del monstruo, logró enfrentarlo y aniquilarlo. Buscar motivaciones y aferrarnos a ellas, quizá sea la forma de acabar de una vez con nuestros temores más profundos. 

Saludos,

Natalia.

martes, 4 de enero de 2011

¡Sobreviví!

A pesar de que el 2010 fue un año muy difícil para mi, logré terminar lo que me propuse y me siento muy emocionada por ello. En este año tengo muchos proyectos y muchas ganas de seguir aprendiendo , estudiando y enseñando. En esta temporada quizá mis posts sean menos frecuentes pues estaré de vacaciones y no sé si me dará el tiempo para escribir. Sin embargo, dudo que desaparezca del todo pues me gusta mucho compartir mis experiencias. Agradezco a mis lectores por visitarme y deseo que puedan lograr todo lo que quieran y que tengan mucha tranquilidad y amor en su corazón.


Feliz año,

Natalia