miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los libros de mi niñez

Estos libros me ayudaron a soportar mi niñez y adolescencia. Comparto algunas brevísimas reseñas.

El pájaro canta hasta morir:

Este libro relata la saga de una familia australiana, sus luchas para sobrevivir dignamente en una tierra a veces hostil y los desencantos amorosos que algunos de sus miembros experimentan. Un best-seller con matices rosa, no apto para niños y que justamente por eso hizo las delicias de mi niñez. 

Lo leía a escondidas, sin comprender que algo no muy bello me esperaba. El final de la historia comprende la decadencia del clan familiar y su fin solitario y desesperanzado. Nunca antes se me había cruzado por la mente con tal claridad que luego del esplendor podía venir el ocaso, nunca antes se me había ocurrido que uno podía tener una juventud intensa y una vejez insignificante. Lloré desconsolada como una semana. Tenía 10 años. Nunca un libro me ha vuelto a impactar de esa forma.

Mi corbata:

La felicidad seguramente huele como el jabón de Windsor. El relato retrospectivo de un hombre que analiza cómo perdió la posibilidad de ser feliz por algo tan trivial como una corbata y tan peligroso como la ambición. Ideal.

El bagrecico:

Este cuento tiene como protagonista a un joven e inocente bagre que fluye en las vertiginosas aguas del Amazonas. El río y el bagre son los elementos que nos hacen comprender de forma intuitiva que la vida es breve y que a veces nos enteramos de ello demasiado tarde.


Los cuentos de la Alhambra: 

Historias morunas en tierras de españoles, ficción y realidad unidos en un mundo de princesas, animales que hablan, ciudades fantasmas y maldiciones eternas. Con este libro me enteré que Alá también era importante. 

Vendrán lluvias suaves

Este cuento narra la historia de un mundo desgarrado por la tecnología y libre al final de la perfidia humana. Con él comprendí cuán prescindibles somos.

El niño de Junto al Cielo:

No me conmovió tanto la desgracia del niño sino más bien el choque de un personaje con un mundo desolador, inmenso y desconocido. Ahí comencé a elaborar la noción de lo que significaba la pequeñez del individuo frente a la ciudad de mil cabezas.

Hay más libros, pero debo ponerme a tipear mis lecturas para mañana. Así que seguramente este post tendrá una continuación.

Un abrazo,

Natalia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario